lo único que importa es una cocina
alejandra,
me preguntas en la anterior carta que qué es para mi la amistad. creo que la amistad es una cocina, porque es donde ocurren las cosas, donde las conversaciones toman otra dimensión. he visto que tu feed últimamente está lleno de cocinas y de amistades: eso puede darme la respuesta. de hecho estoy escribiendo justo estas palabras en el mismo espacio de la foto.
las amistades, los sujetos que conversan en una cocina pasan a ser sujetos que se observan -de manera reflexiva y pausada-. la cocina es ese espacio donde se desdoblan las identidades y nos convertimos en sujetos líquidos donde el hecho de cocinar, participar en la elaboración de una lasaña -como la que hice la semana pasada con paloma y laura- o de conversar -como lo solemos hacer tú y yo en la misma mesa donde estoy ahora- nos convierte en un ente mutable y múltiple, lleno de posibilidades. perdemos la individualidad y nos mezclamos con todos los elementos que nos rodean: las sartenes, ese jersey tuyo que tanto me gusta, este mantel hecho por mi hermana, los tenedores… quizás la amistad tiene mucho que ver con esa mutabilidad líquida de la identidad.
estas conversaciones entre cocinas generan un nuevo tejido social, una construcción de un espacio que va mucho más allá de la comodidad de una cama o el confort de una habitación. el resumen de todo esto podría ser que la cocina es ese espacio donde se genera toda esta afectividad… adoro cuando mi amiga maría prepara recetas para nosotras... recuerdo el primer día que nos hizo sus famosas albóndigas …
si pienso en cocinas, además de en amistad, pienso sobre todo en chantal akerman -momento cinefilia gafotas horroroso-. quizás sea la persona que más ha grabado la intimidad, el silencio, las conversaciones y el amor en las cocinas. en pelis como jeanne dielman 23, quai du commerce, 1080 bruxelles -el vídeo del inicio- explora la soledad de una mujer a través de la cotidianeidad y la esclavitud del trabajo reproductivo: pela patatas, lava pescados, limpia el suelo, pone lavadoras y así durante un bucle de tres días. la cocina filmada y los sujetos que habitan en ellos -sujetos feminizados, porque no ignorarlo… la cocina siempre ha tenido y tiene una vinculación con el trabajo reproductivo y por tanto, una carga puramente feminizada- generan un puente de identificación entre creadora-espectadora.
la cocina para chantal es el espacio de la emancipación del sujeto pero a la vez es el espacio donde una identidad se puede construir -y destruir-. jeanne dielman construye su identidad a través de esas paredes cocinando mientras que la prota de otro corto suyo -saute ma ville- destruye su identidad en la cocina, planteando este espacio como una posibilidad de crear/aniquilar una identidad.
vemos estas cocinas del siglo pasado filmadas por chantal y no nos sorprende nada. no existe una brecha generacional en estas cocinas. chantal podría filmar esta misma cocina ahora mismo, la tuya, la mía, cualquiera. siento que no hay diferencia entre la cocina en la que estoy escribiendo y entre la cocina de sus pelis. el podcast ciberlocutorio dedica un capitulo a la poca atención en el proceso de tecnologización de las cocinas. lo más moderno que tenemos es… una airfryer pero ¿cuándo tendremos un friegasuelos automático? ¿no va de eso las realidades presente-futuras, simplificarnos la vida? ¿por qué invertimos en un tesla pero seguimos acarreando las tareas reproductivas? ¿por qué podemos ver cualquier calle random de cualquier ciudad gracias a maps o apagar y encender las luces hablando con un altavoz, pero no podemos tener un dispositivo para destender la ropa? …la respuesta está clara ...
soy consciente del proceso de romanización sobre las cocinas que estoy haciendo. no en todas las cocinas habitan las amistades, no en todas ellas se cocinan unas albóndigas tan deliciosas como las de maria y no en todas hay espacios para la conversación. en las cocinas filmadas por chantal se representa la soledad de una clase social determinada donde los personajes están totalmente aislados en una cocina: no siempre va a estar relacionada con la afectividad, ni va a ser usada para cocinar a las amigas. a veces una cocina no es más que un lugar de paso, un sitio de opresión, un espacio que ayudó a la instauración de la diferencia sexual, la configuración del sistema sexo-género y que reproduce las herramientas de un control patriarco-colonial. evidentemente esta crítica ha sido un tema recurrente dentro de las prácticas artísticas como en semiotics of the kitchen de martha rosler.
como paula melchor describe una cocina puede ser ese espacio que ayuda a darte cuenta del abandono de las cosas y de los espacios -o cocinas- que has dejado atrás. porque una cocina puede ser también un espejo de la realidad de tu supervivencia.

en todos los ejemplos de cocina(s) no solo nos encontramos con un ejercicio de acercamientos a las cotidianidades o una intimidad, pero sobre todo nos encontramos esa vinculación emocional con los objetos. los objetos son los que hablan de nosotras. de como seremos, de como somos y sobre todo, de como transitamos esta vida. mi video favorito de todos los tiempos es @dirtycloset enseñando su colección de vajilla. cualquier pieza de chantal akerman se queda insípida ante esta maravilla del audiovisual.
nos vemos en la cocina,
guille