¿qué hacemos con la intimidad?
querido guille:
vuelvo a leer tu última carta por cuarta vez, intrigada por la forma tan diferente en que tú y yo nos relacionamos con la intimidad. estos días hemos hablado mucho sobre la forma en la que nos acercamos a nuestras amigas cuando las necesitamos, cuando el espacio de esa amistad no va solo de disfrutar juntas si no también de apoyarnos entre nosotras (aunque seguramente no sean cosas tan diferentes). creo que mi intimidad tiende a ser más invasiva con los demás, yo lloraría en medio de la cocina, haciendo partícipe a quien esté allí (soy hija única, estoy acostumbrada a ocupar esos espacios de forma egoísta) y aunque a veces me cuesta entender a quienes os tenéis que marchar para poder llorar en otra parte, encuentro en ese gesto una generosidad que admiro, un movimiento del que me gustaría aprender. seguramente convenga que las personas como yo ocupemos menos la cocina y las personas como tú empecéis a ocuparla un poco más. es importante poder hacerlo, no escapar de la intimidad pero tampoco (como me pasa a mí tantas veces) enfangarse en ella.
es verdad que, como dices, no somos tan especiales. lo que ha sido un descubrimiento para mí es aprender que esto que a priori me parecía terrorífico, me hace sentir mucho alivio, me gusta no serlo. anoche empecé a ver el programa de las kardashian con maritere. es cierto que en compartir un entretenimiento tonto que nos humaniza hay una intimidad que no necesita ocupar los espacios de la tristeza por imposición, que solamente vacía la cabeza un tiempo, que me hace feliz, igual que me hacía feliz ver sálvame con mi madre las tardes que podía. ¿qué reality te apetece que veamos juntos? ¿uno de cocina, de operaciones inmobiliarias o de pesca en discovery max? necesito diversificar esos hábitos y que no formen parte solo del ocio que atribuimos a la pareja. ¿deseo temer pareja o deseo tener todas esas cosas que históricamente he atribuido a las relaciones? quiero pasear contigo de la mano, como hicimos este jueves o cogerte de la mano en la parroquia cuando noto que nos estamos emocionando juntos.
confío en que la construcción paralela de nuestras habitaciones sea decorándolas pero también aprendiendo a llorar en ellas, me gustaría construir una puerta para que tu habitación y la mía fueran contiguas. ¿no es siempre así? es importante aprender a embellecer nuestras relaciones y no dejar de decorarlas nunca mientras disfrutamos de ellas, pero también cultivar paralelamente un espacio en el que poder llorar y poner palabras a aquello que nos pesa. quiero que veamos un reality, que demos un paseo de la mano, pero también quiero que aprendamos a llorar juntos (aunque no sea necesario hacerlo siempre).